Dejamos Malpica y cogemos la carretera que se dirige a Carballo, a algo más de tres kilómetros está el lugar de Filgueira, donde sale a la derecha la pista que conduce al dolmen de Pedra da Arca, situado a unos 700 m de la carretera general.

Este dolmen conocido también por el nombre de Oratorio es uno de los más grandes de Galicia. Lástima de que su cubierta fuese hendida por un barreno en los años cincuenta, y, como consecuencia, se derribó el resto de la cubrición, arrastrando con ella las losas verticales.

Se trata de un dolmen de cámara poligonal, en el que se aprecia con claridad su túmulo y su corredor, orientado hacia el este.

Volvemos a la carretera general y cogemos en dirección a Carballo y paramos en Buño, la villa alfarera de A Costa da Morte, que bien merece una visita. Su tradición oleira se remonta a tiempos inmemoriales. Cuando la cerámica popular dejó de cumplir una función de uso, Buño, igual que otros centros alfareros, sufrió una notable crisis, pero actualmente aún quedan varios talleres en activo. En el núcleo urbano podemos ver algunas tiendas en las que se comercializa esta cerámica y algún horno comunitario que aún existe. De todos ellos, el mejor conservado es el Forno do Forte, adquirido por la Diputación Provincial y convertido en un Ecomuseo. Además del horno, que se mantiene activo en los días de A Mostra Oleira, que se celebra en la primera quincena de agosto, hay otras construcciones que se pueden visitar, como las viviendas de los alfareros, el alpendre o el hórreo. Su origen está en una antigua casa labriega que en el siglo XX, fue alquilada a varias familias que se dedicaban a este trabajo artesano. La visita nos ofrece la oportunidad de ver recreada la forma de vida de esas familias en los años cincuenta del pasado siglo.  

En Buño tomamos la carretera hacia Ponteceso y desde allí en dirección a Laxe, villa en la que iniciamos este itinerario.