Esta fortaleza fue cabeza rectora de la extensa jurisdicción de Vimianzo, formada por 36 parroquias y tres villas: Vimianzo, Camariñas y Laxe. Alrededor de ella se fue configurando lo que hoy constituye la villa de Vimianzo, cuyo núcleo se originó en una encrucijada de caminos, convertidos más tarde en las carreteras AC-552, en dirección a Fisterra y en la AC-432, que conduce a Camariñas, que se prolonga en dirección contraria hacia Serramo.

Los primeros dueños fueron los Mariño de Lobeira, que tras problemas de deudas con la corona caerán en desgracia, y a comienzos del siglo XV el castillo pasará a poder de la familia de los Moscoso, que sustituirán a la anterior en el dominio de estas tierras más occidentales.

La primitiva fortaleza será derribada por los irmandiños hacia 1467 y poco después reconstruida por mandato del arzobispo compostelano Alonso II de Fonseca, enfrentado con los Moscoso por el dominio económico de las tierras compostelanas y de A Costa da Morte. Este enfrentamiento llegó hasta el punto de que el prelado fue secuestrado por Bernal Eáns de Moscoso, que lo mantuvo preso en esta fortaleza y en otras más de la zona.

Al poco de ser reconstruida sería tomada por asalto por Lopo Sánchez de Moscoso, I conde de Altamira, y a partir de aquí permanecerá en poder de esta familia hasta el año 1872, fecha en la que será comprada por Ramón Martelo Núñez, un hidalgo de la casa de O Pombal, en Boaño (Traba de Laxe), que mantenía ciertos lazos de parentesco con los Moscoso. Luego pasará a su hijo Evarisro Martelo Paumán del Nero, poeta, que la adaptará como vivienda para pasar temporadas allí. A partir de entonces este castillo también será conocido como las torres de Martelo.

Meses antes de la Guerra Civil, la corporación municipal de Vimianzo intentó expropiar estas torres para trasladar allí la casa consistorial y otros servicios municipales, hecho que traerá graves consecuencias para sus impulsores tras el golpe militar de 1936. En el año 1973, se hace con la propiedad del castillo la Diputación provincial de A Coruña, que se encargará de su restauración y después le cederá su uso al ayuntamiento de Vimianzo. En su interior hay salas musealizadas con paneles explicativos de la historia de esta fortaleza y sobre A Costa da Morte y se puede contemplar una muestra de artesanía en vivo de la zona: encaje de Camariñas, alfarería de Buño, cestería, sombreros de paja, vidrio, lino etc. El primer fin de semana del mes de julio se celebra A Festa do Asalto ao Castelo, una recreación histórica de la revuelta irmandiña, que congrega a miles de personas en la villa vimiancesa.

Este castillo se yergue sobre una colina que domina la parte central del valle de Vimianzo, rodeado por un foso. Presenta una planta poligonal con cuatro torreones, uno en cada esquina, coincidiendo con los puntos cardinales. La puerta de entrada al patio de armas se sitúa en la parte sur y sobre ella vemos los dos escudos originales que muestran la cabeza de lobo de los Moscoso y los roeles de los Castro, los demás son posteriores. La torre del homenaje es la única rematada en almenas y merlones, las otras tres están cubiertas con tejado a cuatro aguas, aunque en el pasado mostrarían también un aspecto defensivo.

Desde el patio interior, a través de unas escaleras arrimadas al muro este, tenemos la posibilidad de acceder al camino de ronda o adarve, desde donde contemplamos una espléndida panorámica del valle y de la propia villa.

Por diversos elementos que observamos en la arquitectura de esta fortaleza, como el arco apuntado de la puerta de entrada, las ventanas de la torre del homenaje o una ventana saetera finalizada en arco conopial de la torre norte, deducimos el estilo gótico tardío de esta construcción militar.

Vimianzo es el ayuntamiento de Galicia que dispone del mayor número de antas o dólmenes en su territorio, algunos con notables alteraciones, pero otros perfectamente conservados. La capital de este municipio sería el lugar idóneo para el inicio de una ruta que nos lleve a conocer estos monumentos. En la página web del ayuntamiento (vimianzo. gal/turismo) disponemos de suficiente información para documentarnos.

Desde Vimianzo continuamos por la carretera AC-552 hasta Berdoias y allí cogemos dirección hacia Muxía, en el camino tenemos la oportunidad de hacer una parada en San Martiño de Ozón para ver el interesante conjunto arquitectónico que hay en esta parroquia, formado por su iglesia que conserva dos ábsides románicos con interesantes figuras en sus canecillos; la casa rectoral, situada al sur de la iglesia, en la que se conservan algunos restos del antiguo monasterio y su inmenso hórreo de 22 pares de pies, uno de los más largos de Galicia.

Desde aquí regresamos a Muxía, la villa marinera en la que comenzamos esta segunda ruta por A Costa da Morte.