Desde la punta de O Roncudo retornamos a Corme y dejamos esta villa por la misma vía que venimos. A cuatro kilómetros nos desviamos a la izquierda por la carretera CP 68 01 hacia Brantuas y Niñóns. A un kilómetro sale una pista a la izquierda que sube a la cumbre del monte Faro de Brantuas (229 m) en el que se sitúa la capilla de la Virgen del Faro, que celebra su romería el 8 de septiembre. De lado de la ermita se levanta la torre o monumento dedicado al Corazón de Jesús de 39 m de altura mandado construir por un emigrante de la parroquia e inaugurado en 1959. Se ascendemos a su cima, después de subir 133 escaleras, disfrutaremos de inmejorables vistas sobre el entorno.

Después de pasar Niñóns, llegamos al cruce de A Campara y cogemos a la izquierda hacia Cores y Mens. La iglesia de Cores conserva parte de su fábrica románica y algunos restos de la villa romana que había en las cercanías, como aras, sepulcros o tégulas.
En la parroquia de Mens disponemos de dos importantes monumentos medievales: la iglesia de Santiago de Mens y las torres de los Altamira.
La iglesia parroquial de Santiago es un hermoso templo románico, que formó parte de uno antiguo monasterio benedictino, documentado ya en el siglo X. Del conjunto histórico se conserva buena parte de la iglesia románica. La parte más interesante son los tres ábsides con sus canecillos y las figuras que en ellos se representan.
Las torres fueron mandadas construir por Lope Sánchez de Moscoso, sobre una fortaleza anterior derribada por los irmandiños. Su situación, sobre un antiguo castro, permite controlar las tierras llanas de alrededor. Más tarde se construyó en su interior la vivienda en la que habitaron los Abelenda, los últimos propietarios. Después de permanecer en estado ruinoso durante muchos años, un descendiente de esta familia se hizo con la propiedad de la construcción y rehabilitó todo el conjunto, convirtiéndolo en una vivienda privada.
Desde Mens merece la pena acercarnos a punta Nariga, un saliente ubicado entre el cabo Santo Adrián e islas Sisargas y la punta de O Roncudo. En este saliente granítico se construyó en 1994 un faro de primer orden, obra del arquitecto pontevedrés César Portela, que optó por una edificación sólida que permaneciera en el tiempo y que se integrara, en la medida de lo posible, en el paisaje pétreo del entorno. La obra se estructura en tres cuerpos: la base, el edificio de servicios y la torre en la que se sitúa la linterna. Toda la construcción se levantó en granito pero con distintos acabados. El grado de elaboración se va perfeccionando a medida que se asciende en altura.
El primer cuerpo está formado por una plataforma de planta triangular construida con grandes piezas de granito del propio entorno. Uno de los vértices parece la proa de una embarcación, a la que se le incorporó una figura semejante a un mascarón. El segundo cuerpo muestra una forma prismática, con base también triangular, destinado a acoger los servicios necesarios para el funcionamiento del faro. La cubierta plana hace también la función de mirador sobre el paisaje. Y por último, está la torre de forma cilíndrica, sobre ella se asienta un torreón y luego la linterna. Estamos, pues, delante de uno de los mejores faros que se construyeron en la segunda mitad del siglo XX en la península ibérica, en un entorno de un gran valor paisajístico.

Continuamos el viaje hacia Malpica, después de pasar el lugar de Beo, a un kilómetro sale una pista a la izquierda que lleva al cabo de Santo Adrián, que finaliza en la capilla dedicada a este santo, lugar en el que se celebra una concurrida romería el fin de semana siguiente al 16 de junio. Cientos de romeros acompañan su imagen en procesión desde la iglesia parroquial de Malpica hasta esta capilla, para después celebrar los actos litúrgicos en su honra y la romería durante toda la jornada.

Desde esta punta de Santo Adrián disfrutamos de excelentes vistas sobre la villa de Malpica y las islas Sisargas, un archipiélago formado por tres pequeños islotes: Sisarga Grande, Sisarga Chica y Malante. Sobre la primera se sitúa el faro, uno de los primeros en construirse en esta costa, junto con O Vilán antiguo y el de Fisterra. Entró en funcionamiento en 1853. El edificio consta de una planta rectangular, con un patio central. En el lado que mira al mar arranca la torre, con un pedestal cuadrado y un cuerpo troncopiramidal de sección octogonal. Obra del ingeniero Celedonio de Uribe.
Desde el cabo de Santo Adrián volvemos a la carretera general que se dirige a Malpica para conocer esta villa marinera.