
Historia
El documento más antiguo sobre la historia de esta villa es un real privilegio otorgado por el rey Sancho IV, que le concedía dominio sobre un amplio territorio que comprendía desde la desembocadura del río Xallas hasta la del Tambre.
A finales del siglo XIII, Muros deja de ser villa de realengo para pasar a depender de la mitra compostelana. Como otros puertos gallegos sufrió las invasiones de pueblos extranjeros, por tal motivo la localidad fue circundada a principios del siglo XVI por una muralla que la separaba en dos barrios: el de A Cerca, intramuros; y el de A Xesta, extramuros. La puerta principal que daba acceso al interior estaba ubicada donde actualmente se localiza la Casa del Ayuntamiento. En la actualidad aún se conserva la calle Porta da Vila.
El sistema defensivo no impidió que este puerto fuese atacado por una escudería francesa en 1544. En marzo de 1809, las tropas francesas también arrasaron la villa.
La llegada de los fomentadores catalanes, que instalaron varias factorías de salazón en la localidad y a las afueras, favoreció el desarrollo económico y comercial de este puerto.
Actualmente Muros constituye un conjunto arquitectónico de sumo interés. Su núcleo urbano se fue configurando desde la costa, donde estaba el puerto, centro principal de la actividad económica, hacia el interior. La geografía del terreno condicionó el asentamiento de la villa, que se fue alargando de nordeste a sudoeste.
Ruta a pie por la villa
Comenzamos la ruta en la plaza de O Curro da Praza, donde está ubicada la Casa del Ayuntamiento, un edificio moderno que data de 1958. Su arquería intenta imitar el pasado gótico de la villa. En esta misma plaza contemplamos algunas de las casas marineras con soportales en arco apuntado o de medio punto, con balcón de piedra apoyado sobre ménsulas con barandilla de hierro.

Desde la anterior plaza, tomamos la calle Camiño Novo, que nos lleva a la Colegiata de Santa María do Campo, hoy iglesia parroquial de San Pedro. El que anteriormente había sido un templo románico se transformó por mandato del arzobispo Lope de Mendoza, a finales del siglo XIV, en una espléndida basílica gótica. De su pasado románico conserva la puerta principal con arquivoltas, el rosetón y algunos canecillos.
La torre campanario fue levantada en la época barroca.
La construcción consta de una amplia nave, dividida en cinco tramos y cubierta a dos aguas, con arcos apuntados, apoyados sobre columnas arrimadas a los lados y varias capillas góticas laterales que se abren hacia la nave. La capilla mayor presenta una hermosa bóveda de crucería con nervios diagonales apoyados sobre ménsulas ubicadas en los esquinales. En el interior del templo se conservan algunos sepulcros antiguos.
Retornamos a la plaza del Ayuntamiento y nos introducimos en el núcleo antiguo a través de la calle de la Gracia que nos conduce a la calle Real, arteria principal. A nuestra derecha dejamos una serie de callejuelas transversales que dan a la marina: Venus, Ancha, Soedade, Anxo, Rosal, Saúde etc. Luego llegamos a la acogedora placita de Santa Rosa o del Cristo, presidida por un crucero del siglo XVIII. Desde esta nos trasladamos a la plaza de A Pescadería Vella, en la que observamos algunas casas antiguas con soportales. Aquí nos llamará la atención la fuente de A Salamántiga del año 1929.

Volvemos de nuevo a la calle principal, ahora denominada calle de A Xesta, en alusión al antiguo barrio marinero del mismo nombre. A la izquierda vemos la plaza de abastos, antigua plaza Maior, y, más adelante, en una calleja a la derecha, divisamos el Arco de Don Diego, de trazado medieval. Su nombre hace alusión a don Diego de Muros, nombre que llevaron tres obispos que eran de esta villa, siendo el más conocido Diego de Muros III, obispo de Mondoñedo y Oviedo, impulsor de la construcción del Hospital Real de Santiago (hoy Hostal de los Reyes Católicos). Al final de la calle de A Xesta se sitúa la capilla de Santa Isabel o de los Remedios, que conserva en el pequeño atrio un interesante crucero del siglo XVI.

Desde aquí regresamos al punto de partida por la avenida de A Mariña o Castelao, para contemplar la zona portuaria y las casas antiguas con soportales que aún se conservan.
En la parte alta de la villa merece la pena visitar la antigua parroquial de San Pedro, al lado del cementerio, el templo más antiguo de la localidad. En la actualidad tan sólo se conserva la capilla mayor, con una interesante colección de canecillos. La capilla de Nuestra Señora de la Gracia, arrimada por la parte sur, era la antigua sacristía.

A la entrada de Muros, viniendo de Noia, se encuentra el santuario de A Virxe do Camiño, una construcción gótica de mediados del siglo XVI, con una alargada nave de cuatro tramos y capilla mayor cubierta con bóveda de crucería.
Desde la playa que hay frente a este templo cruza un puente que nos lleva al Muíño do Cachón. Un molino de marea que data del siglo XIX, rehabilitado recientemente y convertido en centro cultural y de exposiciones.