Una vez finalizada la visita a la iglesia parroquial de Santa María das Areas, emprendemos camino hacia el cabo y faro Fisterra. Nosotros recomendamos recorrer a pie estos tres kilómetros, una ruta que nos ofrece excelentes panorámicas sobre la ría de Corcubión, el monte Pindo, que se eleva frente a nosotros como un gigante granítico al lado del mar, el extenso arenal que forma la playa de Carnota, y, más al sur, la alargada península del Barbanza que finaliza en la punta de Corrubedo.

La península que forma el cabo Fisterra, que penetra en el mar algo más de tres kilómetros, presenta dos caras muy distintas: la norte, bañada por el mar de Fóra, es decir, el océano abierto y temible, que bate con fuerza en los abruptos acantilados y en la playa que lleva el nombre de ese mar; y la sur, con un mar más tranquilo, que muestra en la playa de A Langosteira la cara más amable.
La situación de esta punta en el extremo occidental de la península Ibérica, y, como consecuencia, del continente europeo, donde la tierra llegaba a su fin para el mundo clásico y comenzaba el inmenso océano, determinó que mucha gente sintiera la curiosidad de acercarse a estas tierras del fin del mundo antiguo para contemplar ese mar bravío y lleno de leyendas que hablaban de seres monstruosos, difícil de navegar por sus agitadas aguas.
Los autores clásicos en sus escritos sobre el occidente peninsular hacen referencias a estas tierras fisterranas, habitadas por los nerios. El cabo Fisterra se podría corresponder con el promontorio Nerio o Céltico según recogen esas fuentes antiguas. También hay quien sitúa en esta península fisterrana las Aras Sestianas, dedicadas al emperador Augusto.
En la Edad Media se vincula a Fisterra con la ruta jacobea. En la leyenda sobre el traslado de los restos del Apóstol Santiago a Galicia, recogida en el Códice Calixtino, aparece citada la ciudad legendaria de Duio, que estaría situada detrás de la playa de A Langosteira. También la tradición cristiana vincula a Santiago como predicador por estas lejanas tierras, fecundas en cultos paganos. El Apóstol, desesperado por la resistencia a sus prédicas, hizo desaparecer bajo las aguas esta ciudad habitada por infieles, y luego cansado, se retira a meditar a las piedras de Muxía. La ermita de San Guillerme, situada en la ladera este del monte Facho, también se relaciona con el culto jacobeo, pues hasta aquí acudían los antiguos peregrinos a redimir las penas a que eran sometidos.

En el extremo del cabo Fisterra a partir del siglo XIX se construyeron varias edificaciones, entre todas ellas destaca el faro, situado a unos 143 metros de altitud. Un edificio rectangular de dos plantas y una más en la parte central, pintado de blanco y con los resbordes de las aberturas y de los extremos en cantería. En su interior albergaba las viviendas de los fareros y otras dependencias para el servicio del faro. En la parte posterior sobresale la torre de forma octogonal, coronada por la linterna. Un edificio proyectado por el ingeniero Félix de Uhagón en 1853. Faro de primer orden. Emite un destello cada 5 segundos, que alcanza una distancia de 31 millas (unos 57 km).
Cuando los fareros dejaron de ocupar el edificio, algunas dependencias de la planta baja se adaptaron para fines culturales y turísticos. En su interior se realizaron exposiciones y actos culturales, además de cumplir la función de oficina de información turística, pero desde hace años permanece cerrado, a pesar de que este lugar es uno de los más visitados de toda Galicia.
Algo más al sur se sitúa el edificio de la sirena, de planta rectangular, que entró en funcionamiento en 1889, del que sobresalen dos caracolas que emitían estruendosos sonidos cuando había cerrazón de niebla. Popularmente se conoce como la Vaca de Fisterra, por la imitación del sonido con el bramido de este animal.
Más al norte, sobre un promontorio más elevado destaca el edificio del Semáforo, antigua estación de emisión de señales marinas, obra del ingeniero Joaquín López Vázquez, que entró en funcionamiento en 1883. Fue rehabilitado por el arquitecto César Portela para destinarlo a la hostelería.