Historia
El origen de esta villa y parroquia se corresponde con el pequeño núcleo que se formó al pie de la antigua iglesia de Santo Andrés da Canle, más alejado de la costa. Cuando a partir del siglo XIII las invasiones marítimas fueron a menos, la población se asentó en la costa, fundándose así el núcleo actual de Corcubión y la nueva iglesia parroquial dedicada a San Marcos, patrón de Venecia. El relevo del primitivo patrón por el actual de San Marcos nos demuestra la importancia de los intercambios comerciales que había en aquella época con esa república italiana.

La villa estuvo bajo el dominio, primero de la familia de los Traba, y después de los Moscoso, condes de Altamira, que tenían aquí su casa señorial, cabeza de una extensa jurisdicción. El conde era el encargado de nombrar el juez y los regidores de la localidad.
En la primera mitad del siglo XVIII, Corcubión era un núcleo de unos 200 habitantes, que vivían fundamentalmente de la pesca de la sardina y del congrio. En la segunda mitad de este siglo llegan los catalanes y comienzan a instalar factorías de salazón de sardina, actividad que continuará en el siglo siguiente.
A comienzos del siglo XIX esta villa sufrió el ataque de las tropas francesas, que incendiaron y saquearon la localidad. Sin embargo, a inicios del siguiente, este núcleo se convirtió en uno de los más activos y prósperos de A Costa da Morte. Disponía de alumbrado eléctrico, telégrafo, puesto de carabineros y guardia civil, casas de banca, industrias de salazón, sociedades de recreo etc. Por ser cabecera de partido judicial, residían aquí autoridades judiciales y administrativas.
Durante el primer tercio del siglo XX se produjo una intensa emigración hacia los países americanos, sobre todo a Argentina. En su capital se fundó en 1922 la Sociedad Agraria de los Hijos del Partido de Corcubión, que más tarde pasará a denominarse Asociación Benéfico Cultural del Partido de Corcubión, que, entre otras muchas actividades, editó la revista Alborada.
En los años de la II República tanto Corcubión como Cee fueron dos núcleos con mucha actividad sindical y política, que será totalmente anulada tras el golpe de estado de 1936.
En la actualidad Corcubión se nos presenta cómo una pequeña villa histórica de 1400 habitantes, que vive fundamentalmente del sector servicios y del turismo. Cuenta con un importante patrimonio histórico. En el año 1984 su núcleo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico.
Ruta a pie por la villa
Para recorrer el núcleo de Corcubión tomamos como lugar de salida la plaza de Castelao, donde se aprecian algunas casas de piedra con galería, como la de la familia Miñones, que alcanzó un gran protagonismo económico y político antes de la Guerra Civil. La figura más relevante fue José Miñones, diputado en las cortes de la II República y víctima de la represión franquista. Cerca de esta casa está el pazo de la familia de los Dios y Pose, con la capilla del Pilar de par, convertida en auditorio municipal.
Desde la plaza de Castelao, subimos por la calle San Marcos. Al inicio vemos a nuestra izquierda la que ha sido casa señorial de los Altamira, una antigua fortaleza que data del siglo XV, aunque fue reformada en los siglos XVII y XVIII. Residencia de los condes cuando se acercaban a esta villa, cárcel y audiencia. La calle nos conduce a la iglesia parroquial de San Marcos, que conserva algún resto románico en su cabecera, aunque la mayor parte pertenece al estilo gótico. A principios del siglo XVIII se le añadieron las capillas del Socorro y de la Virgen del Carme. La fachada se levantó a finales del siglo XIX en estilo neogótico, obra del arquitecto Domingo Rodríguez Sesmero. La anterior había sido afectada por varios rayos, la última vez en 1884, que causó 3 muertos y 60 heridos.

En su interior se conserva la talla de San Marcos da Cadeira, patrón de la parroquia, una imagen gótica de la escuela veneciana de la segunda mitad del siglo XV. Posiblemente fuera una donación del conde de Altamira.
Subimos por la calle de las Mercedes y al inicio nos encontramos con la casa da Teixeira, uno de los varios pazos que se conservan en este núcleo urbano, con su gran escudo. Seguimos esta calle hasta el final y llegamos a la Praza do Campo do Rollo, topónimo que hace alusión a un rollo o columna donde se ejecutaban los reos muerte. Desde este lugar cogemos la calle Mártires, que pasa por la plaza del médico Ramón Carrera y nos conduce a la plaza de abastos y a la Casa do Concello, esta ubicada en el antiguo edificio que mandó construir el filántropo José Carreras Fábregas, quien acumuló una notable riqueza en Argentina. Su idea era crear en su villa natal una escuela de artes y oficios. La obra fue diseñada por el arquitecto y compositor coruñés Eduardo Rodríguez Losada en 1924. Bajamos por la calle Clotilde Salomoni, y retornamos de nuevo a la plaza de Castelao. Continuamos a la izquierda por la calle Antonio Porrúa, la principal, que daba entrada a la villa. En ella observamos interesantes construcciones de finales del siglo XIX y comienzos del XX, con galería o balcones. Subimos por la calle Peligros hasta la capilla de Santo Antón, una pequeña ermita construida a finales del siglo XVII. Desde este lugar contemplamos una hermosa panorámica sobre la ría y la propia villa. A partir de aquí, tenemos la opción de seguir por la calle Salvador Allende hasta el final y luego regresar por el paseo marítimo, o, sino, bajar por la calle Peligros y al llegar a la de Rafael Juan tomar a la izquierda una calleja transversal, que nos lleva también al mismo paseo. Continuamos por él, pasamos por el mirador de Ramón Pais, y seguimos hasta el puerto donde finalizamos esta ruta urbana.

Desde Corcubión a través de la carretera AC-552 regresamos de nuevo a Fisterra, punto de partida de esta primera ruta.